
La recaptura de Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos, ha sido presumida como un trabajo de inteligencia complejo, pero parte del plan se concretó con la traición de sus familiares, quienes fueron reclutados como informantes por la Administración del Control de Drogas (DEA).
Según funcionarios de la agencia norteamericana consultados por el medio Washington Post, los datos proporcionados por esos colaboradores fue fundamental para que complementaran investigaciones y así remitir la información a las autoridades mexicanas.
Aunque el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó una influencia determinante de la DEA, el arresto del pasado 15 de julio resultó una culminación de años. Así fue como terminó el operativo la Secretaría de Marina Armada de México, apoyada por una fuerza de tarea estadounidense designada con las iniciales del Narco de narcos.
De acuerdo con el rotativo norteamericano, la deslealtad de los cercanos a Caro Quintero fue en coordinación con detectar por qué caminos de terracería se movía el objetivo. Incluso, apunta el diario, sabían las rutas para visitar a sus novias.

“Se movía en motocicleta y cuatrimoto, custodiado por equipos de seguridad que rotaban cada semana”, señaló el Washington Post con informes proporcionados por agentes de la DEA que trabajaron desde 2013 para llevar a la recaptura, luego de que el capo fuera liberado por un amparo obtenido con supuestas fallas a su proceso judicial.
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